La idea que planteo en esta entrada tiene que ver con lo que sucede cuando un candombe (estilo barrio sur/cuareim), arranca tranqui, milongón, y luego pasa a un toque más enérgico. ¿Qué pasa con el tocador/ra? Cambia su rol, deja los aspectos improvisatorios y comienza una transición hacia un invididuo colectivo. Cuando el toque es cadencioso, milongón, moderado, hasta 110 BPM, (por decir una velocidad) El tocador/ra según el tambor que interprete, está concectado con sus colegas, si llaman, si responden, si bajan a la clave, si suben al toque. Es decir, todas sus neuronas estan conectadas al diálogo, al juego y a la improvisación. Pero cuando la velocidad sube, (130 BPM) y el toque se hace más aguerrido, la participación del ejecutante del tambor, se consolida en marcar mas base con su patern fijo, con firmeza, y certeza ritmica. Los desarrollos individuales, como improvisaciones se acortan a figuras de unos compases. (en el caso de los repiques)
En el video que está aquí abajo, analizo la performance de La Tribu. Como verán y escucharán este grupo trae una propuesta que está en sintonía con lo que escribi más arriba. Es decir, arrancan un candombe tranqui, con base de piano estilo barrio sur, agarrado de los pulsos, los repiques timbaletean libremente. Pero cuando sube la velocidad, pasan a un cuareim más rápido, donde los pianos dialogan con las variaciones cortas, tipicas de este estilo, y los repiques, repican. Quizás los tambores Chicos ponen más enfasis en el golpe de la mano. Mientras que en la primera parte se escuchaban, tanto mano y palos, equiparados en sonoridad.
Como tocador, pienso, que esta idea planteada, es fruto de muchos años de sentir una especie de frustración. Cuando el candombe se agiliza, se hace más rápido, todos los recursos que usé anteriormente, quedan obsoletos, como si no entraran. Como que ya no tiene ese sabor. Tiene otro. Es como que hay que cambiarse el chip. Quizas tiene que ver con que hay un toque que es mas mántrico, con el cual uno puede estar un ratazo gozandose. En cambio el otro toque, propone algo mas urbano, mas agetreado, como que no da respiro. En el caso del repique, estas en la madera, subis, haces algun floreo, y volves a la madera. Hasta que se relaja, baja la velocidad y todo vuelve a empezar.
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